Artículo completo Revista Alimentaria
La agricultura contribuye a este calentamiento global con una emisión del 14% de los gases, cuyas principales emisiones provienen de: los fertilizantes nitrogenados, la quema de Biomasa, la descomposición de materia orgánica en los campos de arroz y otros.
El almendro es uno de los cultivos que menos gases de efecto invernadero aporta a la agricultura en España. Y es que, alrededor del 85% del almendro cultivado en España son plantaciones de secano extensivas, situadas en su gran mayoría en el mediterráneo y centro España, unas zonas muy vulnerables al cambio climático y con escasez de agua. Además, gran parte de esta superficie practica el cultivo ecológico. De hecho España es el mayor productor del mundo de almendra ecológica, con una superficie del 25% de la superficie nacional.
Este modelo de agricultura contribuye de 3 maneras a mejorar las emisiones y sostenibilidad del medio:
1º Poca emisión de gases de efecto invernadero
Debido al manejo tradicional del cultivo:
Por lo que la mayor emisión de gases en estas plantaciones ocurre en el laboreo y quema de restos de poda. Si bien, el triturado de la poda y el desbroce de la hierba aportada al suelo, disminuiría esta emisión de gases y mejoraría la estructura del suelo.
2º Mantenimiento y mejora de los hábitats
Estas plantaciones contribuyen a la diversidad y variedad del propio ecosistema de la zona. Se siguen cultivando ciento de variedades de almendro distintas, algunas de ellas muy antiguas, lo que mejora la diversidad genética de la especie, contribuyendo a una menor erosión en las zonas de pendiente; plantados en terrazas, sujetan con su raíces la tierra, retienen mejor el agua, y los aportes de materia orgánica, mejoran tanto la estructura del suelo, como la retención de agua y la creación de vida microbiana.
Además, los márgenes de las fincas suelen estar separadas por caballones o ribazos con vegetación autóctona, contribuyendo a ser reservorios de fauna.
3º Mantenimiento económico y social
La mayoría de las plantaciones están en pequeños y medianos núcleos urbanos, contribuyendo a la sostenibilidad económica y paisajística de estos pueblos, consiguiendo que sea menor su despoblación.
En contraposición a este sistema de cultivo del almendro, está el realizado por otros países, donde se requiere un gran gasto energético a causa de la mecanización, el aporte de abonos químicos con gran cantidad de nitrógeno y la aplicación desmedida de productos fitosanitarios y herbicidas, muchos de ellos prohibidos en la Unión Europea.